sábado, 6 de marzo de 2010

Sentido común y estadísticas.

Con una aproximación cuantitativa, frecuente en los últimos años en los estudios sobre la familia, el Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de EE.UU publica un documento que confirma la importancia de preservar el matrimonio y la familia como un bien para la sociedad en su conjunto. El sentido común refrendado por los números una vez más.
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El secreto del matrimonio
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Las últimas estadísticas del Gobierno de Estados Unidos indican que para lograr un matrimonio duradero conviene esperar a casarse pero sin vivir juntos, cierto nivel de compatibilidad y tener al menos un hijo
Aunque se supone que cada pareja es un profundo misterio bastante complicado de diseccionar desde fuera, el Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de EE.UU. ha publicado ayer un estudio sobre las claves estadísticas para lograr un matrimonio duradero, es decir más allá de por lo menos diez años. Y los resultados no apuntan necesariamente a cuestiones románticas, pasionales, crematísticas o la virtud de no molestar.
De acuerdo a los datos reunidos a partir de una muestra de 12.571 estadounidenses de entre 15 y 44 años, aquellas parejas que se deciden por cohabitar antes de pasar por la vicaria o el registro civil, tienen menos probabilidades de preservar su unión. Desventaja estimada en hasta un 6% de opciones mermadas para superar el listón de una década de matrimonio.
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Cohabitación
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No obstante, el compartir el mismo techo sin estar casado -tendencia demográfica que arrancó sobre todo en la década de los sesenta con la contra-cultura- es cada vez una práctica más popular en la sociedad americana. Por ejemplo, el número de mujeres que se acercan a los cuarenta y que han cohabitado alguna vez se ha duplicado durante los últimos quince años. Con la noción extendida de que es mejor «probar las aguas» antes de tomar decisiones trascendentales.
El estudio estima que un 78 por ciento de los matrimonios en Estados Unidos duran como mínimo cinco años. Experiencia no comparable a la de las cohabitaciones. Ya que solamente un 30 por ciento de las parejas de hecho superan los cinco años de vida en común. Aunque aproximadamente, la mitad de las parejas que cohabitan acaban contrayendo matrimonio en el plazo de tres años.
Cuestiones de compatibilidad evidentes -como la misma raza o similares niveles de formación académica- también parecen indicar un mayor éxito a la hora de enfrentarse a los desafíos de la vida matrimonial. Además, factores como el esperar al «si quiero» o tener un hijo inmediatamente después de casarse también parecen repercutir positivamente en la longevidad de un matrimonio.
En Estados Unidos, casi un 80 por ciento de los hombres y mujeres que tuvieron su primer hijo más de ocho meses después de casarse (ya sea biológicamente o por adopción) habrían conseguido prolongar sus matrimonios más de diez años. Mientras que menos del 40 por ciento de las parejas que evitaron tener hijos han llegado a celebrar juntos su décimo aniversario.
El análisis del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias también indica que uno de cada cinco matrimonios en Estados Unidos acaba en divorcio en el plazo de cinco años. Y uno de cada tres, se disolverá antes de cumplir los diez años. El ejemplo recibido en casa también parece ser un factor a la hora de contraer matrimonio. Ya que las mujeres que no han vivido hasta los 14 años con sus dos padres biológicos o adoptivos, tienden menos a casarse y más a la cohabitación.


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