lunes, 31 de mayo de 2010

Virtudes y valores

Aquilino Polaino, Catedrático de Psicopatología. Facultad de Medicina. Universidad CEU-San Pablo escribe este artículo que nos parece interesante y muy ameno. Lo tomamos de psicología y familia , blog que les recomendamos visitar.
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Me gusta más hablar de virtudes que de valores. No es una mera cuestión de palabras, sino un problema de fondo acerca del significado. Las virtudes sólo se pueden enseñar de manera indirecta. En cambio, se pueden aprender directamente, viviéndolas.La persona ha de hacerse a sí misma. Un principio que parece aceptable es éste: el hombre "es", pero "no está hecho". Cuando nace es sólo una posibilidad, la posibilidad de un proyecto todavía no determinado. Por supuesto, que la persona no puede hacerse sola, ni hacer de ella cualquier cosa que le apetezca. Porque haciendo "cualquier cosa" no llegará a ser la persona que quiere ser. Además, en ella influyen otros muchos factores, que condicionan la trayectoria de la biografía que para sí elija. Pero los condicionamientos no son tantos ni tan vigorosos que anulen la libertad. Ser libre significa tener la vida en las manos. Lo que resulte dependerá del uso que se haya hecho de la libertad. Siempre estamos eligiendo. Incluso, cuando no elegimos estamos eligiendo "no elegir". Con la libertad nos "hacemos". Pero hay muchas personas que en el empeño de "hacerse a sí mismas" se "deshacen". Por otra parte, hay también personas muy "deshechas" que, con la ayuda de otros, se "rehacen". Durante nuestra vida hay momentos en que "nos hacemos" y otros en los que "nos deshacemos". El resultado depende de muchas circunstancias y de otras personas, que no hay tiempo de analizar ahora. Pero el resultado de nuestra actividad depende del "proyecto" que cada uno se haya hecho para su propia vida. Siempre que actuamos lo hacemos por algo y para algo; cuando actuamos nos proponemos un fin, una meta. Si no lo hiciéramos así, nuestro comportamiento no tendría sentido; en el fondo significaría que no tenemos proyecto alguno y probablemente nuestras acciones non podrían llamarse humanas: serían meros actos reflejos, como los de los seres irracionales. Para realizarse como persona, es menester tener un proyecto racional, pensado, algo en lo que se ha reflexionado y sobre lo que se ha decidido. Decidir hacer algo es decidir-se a sí mismo en esa misma dirección. Determinar algo es determinarse.
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Proponerse un modelo
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Es ineludible elegir un modelo que motive la conducta, para realizar un proyecto personal. A veces uno está un poco atontado, aburrido, sin saber qué hacer. Esta es una enfermedad que padecen casi todos los jóvenes de hoy. Uno puede encontrarse un sábado o un domingo sin saber qué hacer en la vida y con la propia vida. Esta situación indica que no se tiene un modelo ni un proyecto. Cabría proponer a esos chicos un ejercicio: que se pregunten ante una mesa vacía, sin bibliografía, provistos sólo de papel y bolígrafo: ¿por qué cinco valores me jugaría la vida ahora mismo?Si no emergen en la mente esos cinco valores, es que no hay proyecto, es que todavía no ha encontrado cuál es el sentido de su vida.
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Del drama humano a las tragedias del viernes noche
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Pongamos un ejemplo. Una chica quiere estudiar y dice: "Me voy a tomar una buena dosis de cafeína y me pongo a estudiar". Se pone. Pero enseguida descubre que es muy importante tener a mano un rotulador amarillo, para subrayar y retener...Pero no lo tiene. Se levanta, lo busca, se pelea con su hermana porque se lo ha quitado y no sabe dónde está. Se enfada...Bueno, como son las cinco menos diez y a las cinco abren, voy a salir a la calle y comparar un par de ellos porque, claro, esta tarde es definitiva. Vuelve a las cinco y cuarto. Ya está llegando al portal de su casa cuando se encuentra a una amiga. Entonces la amiga le dice: "Te estaba buscando, mujer; nos tenemos que tomar un café. La amiga empieza a contarle el problema que ha tenido con un amigo que la ha dejado y entonces...la escucha, le da consejos, y cuando se da cuenta...¡las seis y cuarto!.Vuelve a casa con los dos rotuladores. Bueno, a esta hora quizá lo conveniente sería cargar las pilas, tener mas energía, o sea merendar. Va a la nevera, olfatea...Elige a su gusto y se va a la sala de estar a tomárselo. Hace "clic" y se enciende el televisor. Hay película medio empezada. Enseguida anuncios. Después viene la segunda parte de la película y quizás se puede coger el hilo del argumento...Son las siete y media de la tarde: ya no compensa ponerse a estudiar hora y cuarto...Voy a cenar temprano y llamar a mi amiga porque dos personas se motivan más, formamos "el nosotros", nos autoestimulamos. Probablemente hasta las tres de la mañana, prepararemos muy bien el examen. Además queda todo el sábado y el domingo; hay tiempo. Llama a su amiga. Llega a las once y media porque se ha retrasado el autobús. Al final se ponen a estudiar a las doce menos cuarto y suena el móvil. Le llama el amigo que está de "movida". Se marchan las dos y... ¡a las ocho de la mañana! Se encuentran tomando unos churros con café, para aliviar el dolor de cabeza que el consumo de alcohol les produjo. ¡Esto es lo que ahí! El estudio va a ser que no, que mejor lo dejamos para la tarde del sábado. He aquí la pequeña tragedia del viernes noche.
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El proyecto que ha hecho esa persona joven está minado de errores. Habría que decirle: si tú a las cuatro de la tarde pretendes ponerte a estudiar, no discutes con tu hermana, no hay "chute" de cafeína, no hay búsqueda de rotuladores absolutamente irrenunciables. No, no lo son. Si tu fin es estudiar de cuatro a ocho, lo que hay que hacer es sentarse a las cuatro y no levantarse hasta las ocho, estés como estés y sea donde sea. Y además hay que sentarse estoicamente ante el libro. ¿Qué se hace cuando tienes hambre y te encuentras con el mejor bocadillo que tienes delante y te gusta? Te lo meriendas. Pues si te has propuesto estudiar, debes ponerte delante del libro y merendártelo, de cuatro a ocho, hasta que acabes. Si no eres capaz de tomar el libro que tienes que estudiar con la misma energía, con la misma disposición, con las mismas actitudes con que coges el bocadillo de tu vida, que te encanta, que después de dos días sin comer eres capaz de zampártelo en un santiamén, entonces tú no estás motivada para trabajar y tu proyecto no funciona.Cuando un hombre o una mujer tienen un proyecto de vida, cuando concibe un proyecto acerca de su ser personal, él mismo, ella misma, se proyecta, se lanza con armas y bagaje a la realización de ese proyecto porque se ha comprometido con él. Entonces ese proyecto pasa a ser vida vivida, fin de la existencia, compromiso radical y profundo. Y con un talante decidido se impide que haya la más mínima fisura que lo debilite o tuerza. Sin proyecto, damos bandazos y acabamos en la frustración.
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Elegir y renunciar
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Elegir un proyecto, proponerse una meta, implica excluir cosas que no encajan en él, que no son de nuestro estilo, que no caben en nuestro programa. Elegir implica renunciar. Cuando hay una conducta motivada por un proyecto, uno se alegra de las renuncias que conlleva, porque está comprometido con la elección por la que ha optado.Esta es la manera de enriquecer la personalidad. De lo contrario vamos dando vueltas a las cosas a las que hemos renunciado, o esquivando el bulto al compromiso asumido, y así la elección -el ejercicio de la libertad- no tiene mucho sentido. Así las circunstancias nos llevan por dónde no queremos ir. Pero no porque sean más fuertes que nosotros, sino porque nos rendimos, porque nuestro proyecto no tenía fuerza, porque carecía de garra y de los valores necesarios. Puede suceder que uno lleve arrastrándose por este mundo durante cincuenta años y todavía no sabe qué está haciendo en él. Sencillamente, porque no ha sabido qué hacer consigo mismo.
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Cómo saber qué hacer
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Para saber qué hacer consigo mismo, y hacerse un proyecto coherente y satisfactorio, es preciso conocerse a sí mismo; tarea no fácil. Se cometen muchos errores, en este sentido. Hay muchos chicos que descubren a los cuarenta años la gran capacidad que tienen para aprender, por ejemplo, ruso. Pero nadie les ayudó a descubrir que tenían esa capacidad de modo innato. Se cometen muchos errores en el conocimiento propio por estimarse a la baja, es decir, por infraestimación.En este aspecto, la pedagogía de padres y profesores se ha equivocado con frecuencia. No hemos descubierto los valores positivos que tenían nuestros hijos o alumnos. No hemos puesto el rodrigón para que crecieran en sus valores innatos. "¡Lucha contra tus defectos!", hemos dicho, cuando por cada defecto arraigado en ese joven hay cinco, seis, diez, veinte, cien valores dominantes -cien rasgos positivos, cien dones que le han regalado- que son los que hay que desarrollar. Esa persona, quizá lo ha pasado mal tratando de erradicar un defecto, por ejemplo, el desorden: está todo el día peleándose con el armario, no sabe donde poner los zapatos, los calcetines, etc.; y, sin embargo, le hubiera costado poco desarrollar otros valores que tenía en estado potencial o ya muy crecidos como, por ejemplo, la magnanimidad, la puntualidad, la simpatía, la constancia, la generosidad...Con muy poquito esfuerzo hubiera crecido en un montón de virtudes y hubiera hecho felices a muchas personas. Pero como nadie se los mostró, no ha crecido. Y tienen un concepto negativo, pésimo, de sí mismo, porque sabe que es un desordenado, y cree que es un desastre, que siempre tiene los libros arrugados...Tienen una pésima imagen de sí mismo, pero es que nadie le ha descubierto el lado positivo que tenía y en el que, con tanta facilidad, podía crecer. Luchando de una manera negativa casi nunca se consiguen virtudes. Desarrollando los valores positivos que cada persona tiene y libremente quiere desarrollar, con ayuda de los demás, es como se logran las virtudes, que es lo que hace valiosas a las personas. Hay que acabar con la pedagogía varada en lo negativo, porque sólo es compatible con el más radical pesimismo antropológico. Lo cierto es que la persona, hombre o mujer, es una maravilla; cada persona es única, irrepetible e insustituible. Y, además, está dotada de muchos más rasgos positivos que negativos.
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Hacer rendir los valores
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Por lo tanto, hay que ahondar, hay que ser valiente y preguntarse: ¿quién soy yo? ¿qué valores tengo? ¿qué valores puedo alcanzar? ¿cómo puedo sacar partido de los valores que tengo?Hay que proponérselo, proyectarse activamente, lanzarse hacia unos valores concretos y desarrollar las virtudes correspondientes. ¿Cómo? Ejercitando la virtud, no hay otro modo. ¿Usted quiere llegar a ser más simpático? Pues, empiece a sonreír más, y se estirarán sus músculos faciales. Primero le saldrá una sonrisilla de conejo, pero no importa; llegará un momento en que los músculos fácilmente se estirarán. La simpatía no se consigue haciendo un master, sino ejercitándola, y si lo hace ya verá como no hace estimaciones a la baja del valor de su propia persona.Si usted, al llegar a este mundo tenía en sinceridad -por las cualidades innatas que le habían regalado junto a su vida-, una puntuación de 8, usted tendrá que morirse con un valor en sinceridad de 800; valor que alcanzará con muy poco esfuerzo. Esa será su biografía, no tendrá otra. A eso le llaman los economistas plusvalía. En la vida, o crecemos o menguamos. ¿Y si una persona nace con un alto valor de alegría, porque sin hacer ningún esfuerzo ya en la cuna sonríe de forma maravillosa, y puntúa 1000, y cuando se muere tiene sólo 200? ¡La inflación se lo ha comido! Ha perdido el gran regalo de su vida.Nos reímos, pero esto es sumamente importante. Si nacemos con 800 de alegría y llegamos a los setenta y cinco con sólo 200 de alegría, todo el mundo dirá: "¡cuidado, es un viejo gruñón; no te acerques, porque te puede morder". Si, en cambio, hemos nacido con 800 y elevamos este valor a 8000, dirán: "Cuida a este viejo: es encantador, ya verás qué simpático, qué bien te lo pasas con él..."Creciendo en la virtud de la alegría se hace felices a otras muchas personas. Al menguar en la virtud de la alegría nos quedamos solos y nos sentimos aislados, y además refunfuñamos, espantamos y hacemos desgraciados a quienes nos rodean o nos tiene que cuidar. Hemos perdido los papeles por el camino de la vida, porque no nos hemos conocido, porque sencilla e injustamente nos hemos infravalorado, porque no hemos sabido desarrollar los valores que ya teníamos, y que tan poco nos habría costado aumentarlos.
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La ética de las virtudes
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Estoy hablando de virtudes. Me gusta más hablar de virtudes que de valores. No es una mera cuestión de palabras, sino un problema de fondo acerca del significado. Las virtudes sólo se pueden enseñar de manera indirecta. En cambio, se pueden aprender directamente, viviéndolas.Merece respeto "el deber por el deber", pero sin olvidar la ética de la felicidad, que es la que hay que resucitar, sin perder el punto de referencia de la ley. Cuando yo me porto bien, lo hago porque me da la gana, y me da la gana porque así soy feliz. El listillo que hace el mal no es feliz; es un desgraciado. Puede demostrarse fácilmente que es un desgraciado. Pondré un ejemplo: una chica que aguanta a su madre cuyo único defecto consiste en tener muy mal genio. Grita y grita, y esto es como plomo derretido que cae por la espalda. Aún así la soporta y la aguanta. Y gracias a que hace ese bien de soportar a su madre, se hace buena. Puede decir que es tonta, pero no lo es: es feliz. Su madre se expansiona gritándola y, gracias a eso, no tienen que ir al psiquiatra. Si su hija le plantara resistencia, tendría que ir al psiquiatra porque se suscitarían entre ellas muchos conflictos. Esa hija acabaría por irse de casa. Pero, gracias al vigoroso temple que la chica tiene no ocurre nada de esto.Por cierto, que no es verdad que las personas seamos buenas y, por eso, hacemos el bien. Sólo cuando alguien se esfuerza por hacer el bien, después de algún tiempo de esforzarse en lo mismo, acaba siendo bueno. Sólo empeñándonos seriamente, desarrollaremos la bondad que nos ha sido regalada con la vida. Sólo así nos hacemos sin deshacemos.

sábado, 29 de mayo de 2010

Manzanas podridas

“Manzanas podridas”, primer documental sobre la crisis de los abusos sexuales y la respuesta de la Iglesia.


Roma, 24 de mayo 2010. Benedicto XVI afirma que la crisis de los abusos sexuales no es un ataque “de enemigos de fuera, sino que nace del pecado de la Iglesia”. Se refiere a los sacerdotes indignos que han abusado de menores. El documental “La manzana podrida”, recién producido por la agencia televisiva internacional Rome reports, documenta por primera vez el alcance real de la crisis en el último medio siglo y, al mismo tiempo, la reacción de las Iglesias de cada país -desastrosa en Irlanda, ejemplar en Estados Unidos- y el progresivo cambio de actitud en el Vaticano.

“Manzanas podridas. La Iglesia ante los abusos sexuales” (45 minutos, versiones en español e inglés) analiza la confusión inicial en la Iglesia sobre quién y cómo debía resolver estos casos, y explora en detalle la actuacion de Joseph Ratzinger, como cardenal hasta el 2005 y como Papa Benedicto XVI desde entonces, para hacer frente a este grave problema. “Ha sido muy difícil para nosotros como Iglesia reconocer todo lo que ha pasado”, asegura el presidente de los obispos de Canadá tras acompañar a un grupo de víctimas a un encuentro con el Papa. “El hecho de que Benedicto XVI actuase en el caso Maciel pocos meses después de su elección fue la señal a los católicos de que 'hay un nuevo sheriff en la ciudad'. O lo que es lo mismo, que desde ahora nadie será intocable”, explica el vaticanista John Allen, testigo privilegiado de lo que ocurre tras los muros vaticanos.

El documental se remonta a los años 80, cuando algunas víctimas comienzan a denunciar a obispos por no haber separado de los niños a los sacerdotes delincuentes. Viaja a Estados Unidos, donde la política de “tolerancia cero” está dando buenos resultados; y a Irlanda, donde la pésima respuesta a los abusos ha provocado un auténtico shock a los católicos y ciudadanos en general. “Durante décadas existía la cultura de proteger el buen nombre de la Iglesia. Significaba mantener escondido el abuso. Había una moralidad tribal en el clero porque su deber más importante era mantener a salvo a los miembros del club en peligro”, comenta Allen. También recoge el testimonio dolorido de las víctimas. Walter, de Canadá, recuerda que “ese año fue una auténtica pesadilla. Yo era un niño de siete años y no entendía nada. Era demasiado pequeño”. Lawrence, de Malta, confiesa cómo logró perdonar tras su reciente encuentro con el Papa pues “él ha tenido el coraje de dar la cara por otros que nos han hecho mucho daño”. El documental presenta la experiencia del psicólogo jesuita Hans Zollner, quien ha trabajado con víctimas de abusos para ayudarles a reencontrar la paz, y traza un retrato robot de los agresores.

“Manzanas podridas” descubre la táctica de los agresores para atraer a sus víctimas: “Les aíslan emocionalmente con atención privilegiada, regalos y favores que no puede rechazar. Les permiten hacer cosas que sus padres les impiden, como beber alcohol o conducir. Además, llega a convencer al menor de que tiene la culpa de estas perversiones”.

En el capítulo de prevención y soluciones, “La manzana podrida” visita un seminario americano para mostrar cómo se seleccionan los futuros sacerdotes. Los candidatos deben superar exámenes de madurez de su personalidad y test psicológicos para evaluar si serán capaces de vivir el celibato. “Si descubrimos comportamientos inapropiados, pedimos al seminarista que se marche”, explica uno de los psicólogos. “Manzanas podridas” ha sido adquirido por cadenas televisivas de Estados Unidos y América Latina, y solicitada ya por emisoras de Francia, España, Polonia y Portugal. ROME REPORTS es una agencia internacional de noticias televisivas en Roma, Italia, especializada en el Papa y el Vaticano. Entre sus catorce documentales figuran títulos como "Benedicto XVI, La Aventura de la Verdad", "Pío XII y el Holocausto", “Juan Pablo el Grande”, “Pablo de Tarso”, etc.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Divorcio

Don Vicente Huerta nos propone este artículo en su blog ser persona que recomendamos siempre.

Clemente Ferrer nos informa sobre el drama del divorcio: El matrimonio no es simplemente una unión afectiva privada. Es un bien social. No es para todas las personas. Pero en los matrimonios sanos, niños, mujeres y hombres, son mas felices que los divorciados. Esto se debe a que el matrimonio favorece las buenas relaciones entre padres e hijos. Al llegar a adultos, los hijos disfrutan de mayor unión con sus padres que los hijos de los de los matrimonios rotos por el divorcio. En Estados Unidos, el 30% de los jóvenes de padres divorciados tiene malas relaciones con su madre, frente al 16% de los hijos cuyos padres siguen casados. Y en la relación con el padre, el 65% tiene malas relaciones si está divorciado; pero si siguen casados, la proporción baja al 29%. Los niños de padres divorciados los ven con menor frecuencia y sus relaciones son menos cordiales que las existentes entre hijos y padres cuando estos están casados y mantienen el vínculo.Por último, el matrimonio es también un seguro contra la pobreza de madres e hijos. El divorcio hace que queden más desprotegidos económicamente. Los cambios en la estructura familiar son una causa importante de que las personas caigan en la pobreza. Lo que más hace subir la pobreza infantil es el aumento de familias monoparentales. Cuando el matrimonio se rompe, es más probable que los hijos sufran pobreza grave y persistente. Entre una quinta y una tercera parte de las mujeres que se divorcian caen en la pobreza tras la ruptura.“El estado de los casados es un estado noble y santo y muy preciado por Dios”, afirmó Fray Luis de León.

domingo, 2 de mayo de 2010

Operación "pánico moral".

Tomamos de Aceprensa el siguiente artículo, a su vez tomado de Avvenire del 16.4.2010.
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Goebbels y la operación de los sacerdotes paidófilos.

Massimo Introvigne, sociólogo italiano director del Centro de Estudios sobre las Nuevas Religiones (CESNUR), recuerda en un artículo en Avvenire (16-04-2010) una campaña nazi de 1937 dirigida por el ministro de propaganda Joseph Goebbels para desacreditar a la Iglesia católica. Se basó en algunos casos reales de abusos sexuales cometidos por miembros del clero católico, pero amplificados y distorsionados.

“Casos de abusos sexuales salen a la luz cada día contra un gran número de miembros del clero católico. Por desgracia, no se trata de casos individuales sino de una crisis moral colectiva en una dimensión tan horrorosa y desconcertante como quizá la humanidad nunca ha conocido. Numerosos sacerdotes y religiosos son reos confesos. No hay duda de que los miles de casos que han llegado al conocimiento de la Justicia representan solo una pequeña parte del total, ya que muchos abusadores han sido cubiertos y ocultados por la Jerarquía”. Un editorial del New York Times del 2010?, se pregunta Introvigne. “No: un discurso del 28 de mayo de 1937 de Joseph Goebbels (1897-1945), ministro de Propaganda del Tercer Reich.”

Goebbels montó la operación en 1937 cuando Pío XI publicó la encíclica contra la ideología nazi

“Este discurso, de gran resonancia internacional, es el culmen de una campaña lanzada por el régimen nazi para desacreditar a la Iglesia Católica involucrándola en un escándalo de sacerdotes pedófilos. 276 religiosos y 49 sacerdotes seculares fueron arrestados en 1937. Las detenciones se realizaron en todas las diócesis alemanas, para que los escándalos se mantuvieran continuamente en la primera página de los periódicos”.

“El 10 de marzo de 1937 con la encíclica Mit brennender Sorge el papa Pío XI condena la ideología nazi. A finales del mismo mes el Ministerio de la Propaganda guiado por Goebbels lanza la campaña contra los abusos sexuales de los sacerdotes.”

A partir de unos pocos casos reales se lanzó una campaña para presentarlos como si fuera una crisis moral colectiva en la Iglesia. Introvigne explica que en 1937 el jefe del contraespionaje militar alemán, el almirante Wilhelm Canaris, desaprueba la maniobra de Goebbels contra la Iglesia y encarga al abogado católico Josef Muller que lleve a Roma una serie de documentos secretos sobre el tema. Pío XII encarga al jesuita alemán Walter Mariaux que estudie los documentos.

Introvigne considera que esta maniobra de Goebbels es un típico caso de creación de lo que los sociólogos llaman un “pánico moral”. Como siempre en estos caos, en la base hay hechos reales, pero sistemáticamente amplificados en número y distorsionados en su interpretación.

Antes de la publicación de la encíclica, había habido en Alemania algunos casos de abusos de menores. El mismo Mariaux considera culpables a un religioso de una escuela de Bad Reichenall, a un profesor laico, a un jardinero y a un bedel, condenados en 1936. Pero la sanción decidida por el Ministerio de Educación de Baviera –la revocación de la autorización para gestionar centros de enseñanza a cuatro órdenes religiosas– fue totalmente desproporcionada y refleja la voluntad del régimen de atacar a las escuelas católicas.

“Los casos de abusos –poquísimos, pero reales– habían provocado una firme reacción del episcopado. El 2 de junio de 1936 el obispo de Münster, Clemens August von Galen (1878-1946) –alma de la resistencia católica al nazismo, beatificado por Benedicto XVI en 2005– hace leer en las misas dominicales una declaración en la que expresa ‘el dolor y la tristeza’ por los ‘abominables delitos’ que ‘arrojan ignominia sobre nuestra Iglesia’”.

“ El 20 de agosto de 1936, tras un caso que afecta a algunos franciscanos de Waldbreitbach, el episcopado alemán publica una carta pastoral colectiva en la que ‘condena severamente’ a los responsables y subraya la colaboración de la Iglesia con los tribunales estatales.” Al mismo tiempo, “los obispos hacen notar que entre los maestros de las escuelas estatales y en la misma organización juvenil del régimen, la Hitlerjugend, los casos de condenas por abusos sexuales son mucho más numerosos que entre el clero católico”.

“Lo que determina la gran campaña de 1937 es la encíclica de Pío XI contra el nazismo”, señala Introvigne. “Mariaux lo prueba a través de las detalladísimas directrices enviadas por Goebbels pocos días después de la publicación de la Mit brennender Sorge, dirigidas a la GESTAPO, la policía política del Tercer Reich, y sobre todo a los periodistas, invitados a ‘descubrir’ los casos juzgados en 1936, e incluso episodios más antiguos, reproponiéndolos constantemente a la opinión pública”.

De todos modos, en aquellas fechas todavía se mantenía cierta independencia de los tribunales. “De los 325 sacerdotes y religiosos detenidos después de la encíclica solo 21 fueron condenados. Y es casi seguro que entre estos había inocentes calumniados. Casi todos acabarán en campos de concentración, donde muchos morirán”.

El intento nazi de descalificar a la Iglesia a escala internacional no triunfó. Gracias al coraje de Canaris y a la constancia del investigador jesuita Mariaux, la verdad saldrá a la luz durante la guerra. “La perfidia de la campaña de Goebbels suscitará más indignación que la eventual culpabilidad de algunos religiosos. El origen de todos los ‘pánicos morales’ en materia de sacerdotes pedófilos les explotará en las manos a los mismos propagandistas del nazismo que habían tratado de organizarlo”.